14.11.08

Un abrazo. Dos. Una sonrisa, ¿se la habrán creído?. Les das la espalda, y caminas. No, no te gires. No te gires. Passport please, ticket please. Danke, Bite. ¿Que estarán haciendo? ¿Estarán hablando de mí? ¿Estarán pensando en mí? ¿Qué puerta era? Ah sí, B32. No. No quiero. Buf, cuanta cola. Un caramelo de anís. Dos. Voy a leer Rolling Stones para pasar el rato. ¡Keys y White!. Esto puede sonar bien. Estos dos están como una cabra. Ah, ya es mi turno. Passport please, ticket please. Danke, bite. Avión, quiero ventana. Sí, ya sé que tengo que hacer en caso de emergencia. Sí, yo también me deseo un feliz vuelo. O no. Et c'est parti. Y yo me pregunto, por qué cada vez que despega el avión me pongo nerviosa si lo cojo más que el tren. Genial. Un austriaco se duerme a mi lado; y sí señores, ronca. Cascos. The Dresden Dolls. La biblia según Mark Twain y más caramelos de anís. Todo va bien. Oh no. Me lo temía. No, no. Lágrimas debéis conteneros, Ojos no os humedezcáis, no, no. Suerte que no iba casi maquillada. Et hop, c'est reparti pour un tour. Eh! mais arrêtez merde!. Ça ne sert à rien ce que vous me faites là. Respira, respira. Caramelo. Joder. Duerme, duerme, es lo mejor que puedes hacer. Es una colina muy alta. Estoy en la cima. Mirar hacia abajo me produce nostalgia. Otra vez esta sensación de abandono. ¡Oh, un pájaro! ¡Pájaro! ¿Me llevas? Donde quieras. ¡Eh!. Y me caigo. Y nunca dejo de caerme. Y me caigo. Final, podrías tener la cortesía de llegar ya, ¿sabes? no es de buen ver hacer esperar a las señoritas. Duffy. Joder. El tío sigue roncando. Baby, baby, baby, spend your time on me. Caramelo de anís. Bien. Aterrizamos. In Albis. Tercera vez. Tercera vez que la maleta roja pasa delante mío. ¿Por qué nadie coge la maleta? Y otra vez. Maleta Roja ¿por qué nadie te espera?. Ya que vuelves para dentro dile a la mía que ya seria hora de ir saliendo. Nunca me han gustado los aeropuertos de todos modos. Y estas ganas de subirme encima de la cinta. Otra vez la maleta. El acento argentino me saca de quicio, y ¿qué dices mujer?, no, no hablo alemán. Gracias tiempo por tus inclemencias. No, otra vez, no. Y se fue, lacia, lánguida y con el corazón pútrido hacia su triste monotonía.

No hay comentarios: